Antonio Casero ■?!-
Alejandro Larrueiera
9826
Saínete liriCO
Miiíica del mr.e;tto APOLINAR BRULL
MADRID
k Vela3C0, ímp., Murqués de Sta. Ana, so
Telefono nüinero S''
IMOO
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University of North Carolina at Chapel Hill
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EL SÁBADO DE GLORIA
Esta obra es propiedad, de sus autores, y nadie po- drá, sin su permiso, reimiirimirla ni representarla en España ni en los países con los cuales se hayan celebrado ó se celebren en adelante tratados interna- cionales de propiedad literaria.
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Queda hecho el depósito que previene la ley.
El SÁBADO DE CIDRIA
saínete lírico
KN DOS CDADROS T UN INTERMEDIO MÜSICSl, EN PROSi T YSRSO
OBIGINAL DE
ANTONIO CASERO f ALEJANDRO LARRUBIERA
música del maestro
APOLINAR BRULL
strenado n el TEATEO DE LA ZARZUELA, de Madrid, la noche del 17 de Enero de 1900
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S. Telasco, impresor, Marqués de Santa Ana, 30 Teléfono número ¿ji
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REPARTO
PERSONAJES
▲CTOBES
PACA, maja....... Seta. Lázaro.
liZBEADA
ÚESULA.
EEMEDIOS
HOSAEIO
JUSTA
JUANA
PACO (EL DESDICHAS) Se.
PERICO, perrero de la plaza
SECUNDIKO, alguacil
TÍO COSTALES, piquero
BOiS SENÉN, mayordomo
DON SEEAPIO, corregidor
MANOLO, ayudante de piquero.. . -
BLASILLO, calesero
PRASQUITO, majo
TÍO RENEGAO
ANTÓN
TOÑUELO
Majos, majas, peones de lidia, piqueros, chicos y coro general
González (Nieves),
Espinosa.
Arizmendi.
Hidalgo.
Fernández.
Vizcaíno.
Bríos.
EOMEA.
Orejó X.
Abana.
Fuentes.
Eedondo.
Eomea (L.)
Galerón.
TOHA. MOEA FSTBELtA. PÓDALO.
L.a acción pasa en Madrid. Año 1800. — Es primavera
Dereclia é izquierda del actor
El derecho de reproducir los materiales de arquera de esta obra pertenece á I). Flwencio Fiscowich, á quien dirigirán sus pedidos las empresas teatrales que deseen ponerla ei» escena.
ACTO üiNICO
Decoración. Corralón de una casa de vecindad en el barrio de Mara- villas. A la dereclia, parte de casa de un solo piso, de corredor, con tejadillo; puertas practicables en el piso bajo. Al fondo, otra parte de casa con corredor, practicable, al cu^l se sube por una escalera también practicable, que limita por esta parta la decoración que se supone se prolonga; en el corredor tres puertas practicables, nu- meradas 2, 3, 4, empezando por Ja derecha, y dos en el bajo practi- cables. Será asimism.0 practicable la tapia con gran puerta de en- trada en el centro que une al fondo los dos edificios. A uno de los lados de la puerta una parra, y al otro un pozo. Al foro, telón, des- tacándose sobre i."n cielo azul faer^e una superposición de tejados y torres, viéndose en primer término la de la iglesia de.Monserrat, cuyo campanario será practicable.
ESCENA PRIMERA
PACA, LIBEADA y EEMEDIOS. Al levantarse el telón, Paca se dispone á recoger del brocal del pozo un cantarito. Librada se halla- rá cepillando ropa á la puerta del cuarto bajo próximo á la escalera. Eemedios entrará por la puerta del foro con una cesta al brazo
Faca (Camaudo.)
A un torero yo quiero "
con toda mi alma,
y el ingrato me deja
por otra maja.
Lo dijo un sabio:
«El querer de los hombres
lo inventó el diablo.»
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LiB. Pero, hija, no cantes, que aún no ha resuci-
tado Dios.
Paca (volviéndose hacia Librada.) Tiene usted razón.
Parece mentira que por una pequenez se olviden cosas tan grandes.
Rem. (Deteniéndose con malicia.) ¡Si no se puede que-
rer!...
Paca Eso á la que quiera, que yo soy más libre
que el aire del Guadarrama, (vase hacia la es- calera con el cántaro en la mano."í
LiB. [Quiá! Hay un Paco el Desdichas, torero,
mozo de arranque, discípulo del señor Pepe Hillo, que no tiene más que ojos para re- crearse en esa cara, (señiia la ce Paca.) orgullo de Maravillas, (a Paca.) Habéis nació el uno para el otro.
Rem. o quizás no Ha}' majas que por su guapeza
se merecen un usía. (Paca se detiene y deja el cántaro arrimado á la escalera.)
Paca (Malhumorada á Remedios.) Si vamos á empezar
con la tonadilla de siempre, cállese usté y no abuse del estribillo.
Rem. Perdona, hija. (Aparte.) Tú caerás.
LiB. (a Faca.) Tú estás por la torería, ¿verdad?
Paca Con alma y vida. Paco no tiene en el mundo
á nadie más que á mí... (con ironía.) Es decir, ahora tiene una manóla del Barquillo para pasearla en calesa y darme celos... Y no es esto solo, porque le han visto salir varias ve- ces de casa de esa señora.
LiB,. Puede que sea too una mentira.
Rem. o una verdad.
Paca El caso es que le han visto y que yo me re-
pudro la sangre y ando buscando la manera de vengarme.
LiB. Puede que lo haga para probar tu cariño.
Paca Puede, Pero á los hombres, como á las fieras,
castigándolas se amansan.
LiB • Pero á veces se vuelven contra el domador.
Rem. y á propósito de fieras. ¿Ha pasao su marío
de usté la noche en casa?
LiB. No, señora; salió ayer tarde á pasear los pe-
rros para que estuvieran hoy ágiles para la
■— 9 —
corría, y esta es la hora que ni han pareció los perros ni él...
Rem. Pues el mío, para la única noche que le to-
caba franco de ssrvicio, no ha dado señales de vida.
Paca Si se han perdió, mejor. Ellos volverán, ó si
si no dar parte al pregón anunciando que anoche se han extraviao tres perros y un marío.
Rem. No, 3' mi marío también.
Paca Bueno, cinco perros.
Reit. Pues juro que el mío se ha de acordar.
LiB . Yo al mío ya no le pego, á ver si por las bue-
ras le traigo al redil.
Rem. Ya, ya verá usté. Vendrán juntos, como de
costumbre, y antes de entrar en casa se se- pararán pra'a que no .sospechemos.
LiB. Eso de seguro. Más valía que siguiesen el
ejemplo del tío Costales, el piquero, (señala ai
cuarto bfijo de .'a lateral derecha.) que CU la plaza
será todo lo miedoso que quieran, pero lo que es en su casa es un valiente, y á su mu- jer la trae en palinitñs... Vaya, chicas, hasta
luego. (Recoge \« ropa )
Paca [Adiós, seña Librada!
Lie . (Antes de entrar ee su cuarto.) ¡Virgen de la So-
ledad, devuélveme sanos mis perros! (Entra
en su cuarto.)
ESCENA n
DICHAS, menos LIBBA DA
Rem. (Dete::iendo a P-ica, q'ie recrge el cántaro y se dispone
á subir á su cr.ario.) Oj'e, PaCa.
Paca ¿Qué?
Rem. (con misterio.) El mayordomo del Corregidor...
Paca (con energía.) ¡Basta! ¡No siga usted!...
Rem. ¡Basta! ¡Basta! ¡Déjame hablar, condena,
que ese Desdichas te está volviendo loca, y luego, ¿para qué?... Para restregarte los mo- rros con otras majas menos hermosas que tú.
— 10 —
Paca (¡Tiene razón!) (vuelve á dejar el cántaro en el
6uelo.)
Rem. O^^e: el ma3'ordomo del corregidor, te digo,
quiere invitarnos á toda la vecindad, de or- den de su señor, á una cuchipanda de man- chego 3' boleras con arroz y gallo muerto en el Soto de Migas Calientes.
Paca (Llevándose el índice á le boca.) ¡Phssl (Mirando re-
celosa en torno suyo.) Baje ustcd la VOZ que Paco está escamao y las paredes oyen.
Rem. (Bajando la voz.) C( mo quiera que too es por
tí, si tú no acetas no hay arroz.
Paca Ni gallo.
Rem. ;,Por qué?
Paca Porque no. Estaría bien que hoy que Paco
tiene corría en la plaza de Madrid me fuera yo de bureo con el usía.
Rem. ¿y qué importa? Si tú vas, es para que su-
fra y se repudra, y sepa que las buenas al- hajas deben tener buenos guardadores.
Paca (Coü indecisión.) EsO es verdá, pero... (Recoge el
cántaro y sube las escaleras.)
Rem. ¡Piénsalo!
Paca ¡No sé... no sé... adiós!
Rem. (Aparte.) Cuando digo que tú caes y yo me
guardo ogaño tres doblones como tres soles...
(Sube las escaleras. Paca entra en el cuarto número 2 y Remedios en el número .".)
ESCENA III
Tío COSTALES, tipo bastante grueso y calmoso
C/OST. (Sale del cuarto bajo lateral derecha, crnza pausada-
mente la escena. Se acerca á la puerta del cuarto bajo próximo al descansillo de la escalera, y da con la
mano en la puerta.) ¡Vecina! ¿qué hora es? Voz (Dentro.) Cerca de las diez.
CosT. (Volviéndose hacia su cuarto.) ¡Cerca de las diez!
Aún faltan muchas horas.
Ros. (Que ha salido al corredor á recoger ropa. Señalando
al Tío Costales.) ¡A cuatro cuai'tos va la arroba de miedo!
CoST. ¡Lechuza! (Entra en su cuarto y Rosario eu el suyo.)
— 11
ESCENA IV
SEGUNDINO, vestido^de alguacil. En seguida PEKICO, poco después X.IBc(.ADA. Secundino sale á escena puerta del patio. Mira receloso en torno suyo; después se queda contemplando la puerta número 3 del corredor, y mueve la cabeza con aire de duda. Sube las escaleras y entra en el cuarto número 3. Perico sale á escena puerta del patio. Al encontrarse en medio de éste se santigua. En este preciso mo- xaento se escucha dentro un ruido estrepitoso como de vajilla que se Tompe. Perico, al oir lo, manifiesta con el gesto y ademán, estupe- iacción cómica. Se acerca muy despacito al cuarto bajo próximo á la escalera. Al estar junta á la puerta hace medio mutis
JaB. (Desde la puerta viendo al mutis de Perico. Con gua-
sa.) [Vaya usté eiihorabuena!
I'eR. (Accióa de recibir un gran susto.) ¡La InqUÍSÍCÍÓn!
LlB. (Acercándobe á Perico y trayéudole al meiiio del patio
cogido por un brazo. Con iroDÍn.) El pisO he de
guarnecerte de algodones, para que esos preciosos pies no se lastimen.
Per. (Rehuyendo temeroso y aparte.) Ahora viene el
trastazo. LiB. [Monin! ¿Dónde has pasao la noche? (Le
suelta.)
Per. Por la memoria de ta difunta agüela ma-
terna que no te he faltao al decálogo ma- trimonial ni tanto asi, (pacsa.) En la botille- ría del Manchego... ¡Cosas del hambre! Salí, como sabes, con los perros, y al pasar por casa del Manchego, sentimos un olor á co- chifrito que daba gloria... Los animales, emperraos con el cochifrito... Yo, que tengo un poco más de sentío común (jue ellos, tiraba de la cadena, y... nada... Pudo más el cochifrito que yo... y, por fin, entremos los cuatro en la botillería... Allí estaban liaos con la baraja Paco el Chispero, Roque el de Maravillas, mi compadre y el Bordaor, que por cierto tenía atas á la pata de la mesa BUS dos perras de aguas. Até los nuestros á la otra pata, me senté y nos pusimos toos á jugar... NoKOtros á la iDaraja y los perros á hacer perrerías. Después... lo de reglamen-
4<2 t
to: cuartillo va cuartillo viene. Este te le rayas tú y este me le rayo yo y eres un tramposo y... ¡hasta ahora!... (Medio mutis.)
LiB. (Deteniéndole.) Bien, pero... ¿y los perros?
Per. ¡Pssl... rúe los he 3 u gao á la brisca.
LiB. ¡Hombre, bienl ¿Y con qué perros vas á ir
á la plaza, á cumplir con tu misión de pe- rrero? Vamos, di, ¿con qué perros?
Per. Como no vayas tú...
LlB. (con furia.) ¿Yo?...
Per. Sí... á hablar con el Bordaor, que es el que
me los ha ganao por dos tantos y una trampa.
LiB. Hay que recuperar esos animales ahora
mismo. (Transición Mirándole aetenidamente.) Oye, (señalándole un pañuelo negro que trae al eaollo.)
¿Por quién vas de luto? Per. Por... la capa.
LiB. Pero, ¿también te han ganao la capa?
Per. Toda
LiB. ¡Ave María!
Per. y como la mañana estaba fresca, el Man-
chego me prestó este pañuelo negro. LiB. ¡Sinvergüenza!...
Per. Demasiao ha hecho el pobre hombre, que se
ha quitao el luto de su suegra pa que lo Ue- , ve yo...
LiB. ¡Válgame Dios!... Los perros... la capa...
Per. y no te he jugao á tí por que no le hacía la
prenda al contrario. LiB. Y la vergüenza, ¿por qué no te la has ju-
gao?... Per. ¡Porque el que más y el que menos la tiene
ya perdida!... L'B. ¡Dichoso vino y dichoso juego!... Siempre
perdiendo. Per. (Meloso.) ¡Claro! Desgraciao en el juego, afor-
tunao en amores... ¿verdad? LiB, ¡Verdad!
Per. ¡Bendito sea tu árbol generalógico y la horita
en que vi esa cara! ¡Tulipán del paraíso! LiB. (Melosa.) ¡Engañador!
Per. ¡Flor de un día!... ¡Palmera virgen!
LiB. ¡tCngañador!,..
— 43 —
Per ¡Quita!... ¡Gatera!... (Rechazanaola cariñosamente.)
LiB. ¡Anda allá, saltamontes de mi corazón!...
Pek. ¡Farsanta!... (vase foro.)
LiB- Que me traigas los animales.
Per. Antes de ná estamos de vuelta, (vase.)
ESCENA V
LIBRADA, SEGUNDINO y REMEDIOS. LlB. (^'ijndole marchar desde la pnrra.) ¡Pss!... ¡Que nO
tardes! (con entusiasmo.) ¡Qué andares! (Sale de
BU cuarto Secundiao. Como si se dirigiera á Perico.) ¡i's.s!... ¡Súbete las medias! (Se queda mirando ha::ia la calle basta que lo marque el diálogo.) SeC. (frae la cara llena de rasguños, el traje empolvado,
7 las medias flojas. Baja lu escalera jalpácdose todo el cuerpo como si lo tuviera muy dolorido.) ¡Qué
paliza me ha dado!...
ReM. (Sale al corredor con enfado.) ¡Que nO tardcsl
StC. (Ademán de susto.) ¡Ay!... ¡No aSUStes! (Bajando
li voz y con mucha rabia.) ¡Tiburóll... tiburón...
tiburón!... LiB. (¡Qué atrevido! ¡Tirarme un beso!)
Kkm. ¡Y qué!...
Scc. Ya lo sé, mujer, que te traiga el dinero. (Re-
QedioB entra en su cuano.)
ESCENA VI
LIBRA.DA y SEGUNDINO. JIÍB, (a1 ir á volverse a su cuarto. Por Secundino.) ¡El VG-
cino!
SeC. (Deteniéndose al pie de la escalera y mirando á su
cuEito.) ¡Esplotadora de la sangre humanal
(be lleva las manos a la espalda.) ¡Ay!
LlB. (Mirándole con lástima.") i Pobrecillo! ¡Parece una
epidemia! (Acercándosele.) Señor Secudino ¿ha
Cobrao usté? (accíóu de pegar.)
Sec. ¡Sí señora! A mi mujer no hace falta presen-
— 14 —
tarla el recibo pa que abone la cantidad ín- tegra y á veces da demás.
LiB. Tié la mano muy larga.
Sec. Viene de familia, su padre fué cabo de vara
del presidio de Cartagena.
LiB. ¡Qué tormento!
8ec. Sí, señora; ¡cualquiera dice que hace dos noe-
ses que nos casemos! Me está dando una luna de miel Uenita de cardenales. Queján- dose,^ ¡Ay!
LiB. (con lásiima.) ¡Vaya por Dios!
Sec, Ya ve usté: antiyer la entregué la paga: otra
mujer se desprende de una peseta y le dice á su esposo: «Toma pa que la goces.» Pues ella, nada, me dio dos ríales pa toa la sema- na y entavía me dijo: «Ten cuidao con quiea te juntas que el dinero es muy goloso, (mo-
vimieiilo bacía su cuarto.) ¡Tiburón!
LiB. ¡Paciencia!
Src. ¡No, no era esto lo que yo me había figuran!
Me decía un amigo — ¡mal cólera le dé' — «Cásate hombre, que en el matrimonio todo son tortas y pan pintao,» El pan no lo veo, pero las tortas sí.
LiB. ¿Y pa qué no ha venío usté anoche á su
casa?...
Sec. Su marío de usté tié la culpa porque él es el
imán y yo el acero. -LiB. ¡Si, si están ustés güenos!
Sec, i Ay, seña Librada! Luego llaman algunos a
la mujer su costilla, ó lo que es igual, su chuleta... ¡á mí, por lo visto, rae ha tocao el güeso!... ¡Ea, me voy á la alcaldía!.,.
LiB . ¿Con esa cara?
Sec, No tengo otra,
LiB. Miste que se van á creer que ha}' motín, y
que, además no le van á conocer á usté.
Sec. ¡Están acostumbraos!... ¡Ya no me conocen
más que por la voz, (Dirigiéndose rápidamente hacia el pozo.) LlB . (Yendo detrás de Secundino, asustada. Deteniéndole
en el memento que Secnndino hace como que se va í
tirar al pozo.) Pcro ¿qué va usté á hacer? Sec, ¡Mirarme la cara en el fondo!
— 15 —
LiB. ¡Ah! [Creí que se iba usté á tirar!
Sec. No, señora, porque aun respeto el unifor-
me... (Bajando la voz con rabia.) [AbajO la escla- vitud conyugual y el sexo femenino!... ¡Por estas, que voy hacer un escarmiento! (Diri- giéndose hacia la puerta del foro y quejándose.) ¡Ay... ay... ay! (vase.)
LiB. (viéndole marchar.) ¡Qué geniazol jPobre hom-
bre! (Se 3ntra en su cuarto.)
ESCENA VH
DON SEÑEN, poco después PACA
SeNÉN (Deteniéndose en medio del patio.)
¡Aquí vive la morena
que le trae loco y revuelto
el juicio al Corregidor,
mi señor. ..!'¡Sí! [Yo me atrevo!
(Mirando al cu.rto de Paca y llamándola.)
¡Astro polar! ¡Estrellita! ¡Joven de los ojos negros! ¡Paca celestial! Paca (saliendo de su cuarto al corredor.)
¿Quién llama
con tanta finura? Senén ,Ego!
¿Podéis bajar? Paca Sí, á fe mía,
¡Esperad!- (Baja la escalera )
Senén Aquí os espero.
(¡Dios clemente, apiádate de UQ mayordomo de peso que viene á pescar para otro niñas guapas, con anzuelo!)
Paca (Llegándose á don Sfnén.)
¿Qué í usca por Ic'S corrales
la justicia?... Senén (Yo estoy muerto.)
Busco, gentil criatura
una cosa que no encuentro. Paca ¿De qué se trata? (con guasa.)
Senén Se trata
— Í6 —
Paca
Senén
Paca
Senén
Paca
Senén
Paca
Senén Paca
Senén Paca
del Corregidor, mi dueño. Que sin tí no halla reposo y p3r tu. amor está lelo. ¡Pobre Sffl&or!
Y desea llevar esta tarde á efecto la declaración verídica de lo que siente su pecho. ¡Graciasl
Y quiere que vayas — porque ll§va gusto en ello — con otras áe tus amigas al Soto, donde el ialeo de seguidillas, boleras, danzas y vino manchego nos hará pasar la tarde á todos con gran sosiego y á mí señor en... el Limbo.
¡Pues no voy! (Con resolución.)
(consternado.) ¿Qué estoy oyendo? El Corregidor es hombre • de reconocidos méritos. El te hará corregidora. Serás dueña de mi dueño.. ¿Usté se ha fijao en mi cara? Una cara como un cielo. Pues dígale usté á su amo que 5^0 rara él no me peino. Que he nacido en Maravillas y es mi rango muy modesto, y me ha dao Dios mucha gracia y unos ojitos muy negros pa que se lo lleve el hombre á quien solamente quiero. Dígaselo así al usía, dígaselo así á su dueño y limpíese usté la baba porque se le está cayendo. ¡A mí con Corregidores! Guárdese ese trasto viejo, no se apolille.
¡Pero, hija! ¡Padre! A callar y no hablemos más de ese asunto, y larguito del patio.
— 47 ~
Senén (¡Adiós mi dinero!)
Paca Qne no son finas casacas
ni pelucas ni sombreros de tres picos los que ansia mi amor; no señor, no es eso. Es un hombre de los míos, un hombre pobre d^l pueblo, que no me de más riquezas que un amor como yo quiero, .que sea un hombre cabal, y si puede ser, torero, porque torero es el hombre por quien sufro y por quien peno, que cuando vaya á la plaza con su capote y su temo de caireles y de seda, redecilla y medio queso, sepa que queda en su casa una mujer sin consuelo hasta ver que la calesa como le llevó le ha vuelto. ¡Esto es lo que á Dios le pido, éste es el hombre que quiero!
Senén Vamos, ese es el retrato
de «El Desdichas», por ejemplo.
Paca ¡Usté lo ha dicho! «El Desdichas»,
ese es mi ojito derecho. (¡Lástima que el arrastrao no me dé lo que merezco!)
Senén Pues buena alhaja te llevas.
Paca (Con exlrañeza.)
¿A. qué viene decir eso? Senén A que le gusta una escoba
con faldas al caballero y no ha)'^ moza que él no vea sin irse sin su requiebro, y nadie ignora en el mundo que la nieta del chiepero por tu Desdichas querido está que bebe los vientos. Ahora, dime, hermosa niña, si una moza de tu mérito debe servir para plato de segunda mesa.
_ i8 —
Paca ¡Cierto!
Senén Entonces irás al Soto.
Paca (Un momento de gran vacilación.)
iNol Senén ¡Piénsalo!
Paca (Con desgaire.)
¡Ya lo pienso, pues si él á mi no me quiere yo todavía á él le quiero. |Y vayase usté prontito. no se me alteren los neryios y de un mayordomo haga doce mayordomos. Sénén Bueno,
me voy porque tú lo dices y son razones de peso y estás prudente y... (durita de pelar). Conque, hasta luego. Y... mujer... no te incomodes.
(Se dirige hacia la puerta foro.)
Paca ¡Vamos, márchese usté presto!
(Baja Paco las escaleras.)
ESCENA VIII
PACA y PACO
Paca (Dirigiéndose hacia la escalera y viendo marchar á d»n
Senén.) ¡Vaya con el mayordomo!
Paco (Sale en traje de calle del cuarto núm. 4 del corredor,
momentos antes, con objeto de que al llegar á los úl- timos peldaños vea llegar á Paca. Requebrándola.)
¡Ahí viene mi niña!
Senén (Medio muiis ai ver á Paco.) ¡Cucmo!
(Vase puerta foro corriendo.)
Música
.Paco Paso á las mozas graciosas,
paso á las majas bonitas que acarician- con sus plantas las piedras de Maravillas.
— 49 —
Paca Gracias por la finura. .
Paco Gracias las de ese cuerpo,
terroncito de sal, que parece un trozo de cielo; dime, niña del alma, dime, maja divina, cuáles son tus pesares y por qué no me miras.
Paca No te miran mis ojos
porque tú lo has querido;
ahora te mira otra
del barrio del iJarquillo.
Paco Eso es falso.
Paca Lo vi yo.
Paco Aunque jures y rejures,
te digo que no, que no.
Paca Que sí, que sí.
Paco Que no, que no.
Paca ¿Vas á negarme que el otro día
ibas con otra de romería, sin acordarte de que tu Paca por tus desprecios triste lloraba?
Paco No hagas tú caso de chismorreos,
de mi cariño no tengas celos; Pues tú ya sabes, Paca divina, que eres la dueña del alma mía.
Paca Déjame que no te crea.
Paco Créeme por tu salú.
Paca Aunque lo jures mil veces.
Paco Si mi amor sólo eres tú.
¿Cómo quieres que te deje de querer por otra maja, si eres tú de las morenas lo mejor que hay en el mapa; si es un trono la calesa donde tú vas recostada, si son luceros tus ojos y un relicario tu cara?
Paca ¿Cómo quieres que te crea,
cómo es posible creerte, 8Í lo que ahora tú me dices me lo has dicho muchas veces? Si el amor que me tenías por otro amor olvidaste,
— 20 —
¿cómo volver á quererte si lio mereces que te bable? Paco Si tienes unos ojos,
morena mía, que son, por su hermosura,
gloria divina, si es tu cara una cara
fina y hermosa, si vas pidiendo guerra con esa boca. Paca Si es tanto, Paco mío,
lo que te quiero, y del sol y del aire tengo yo celos, ¿cómo te extrañas, dime,
de mis desdenes, si te olvidas, ingrato, de mis quereres? Paco Deja, Paca mía,
que te mire así, deja que mis ojos se miren en ti. Paca No te arrimes tanto,
qu"ta, por favor, no sea que alguna nos zurre á los dos. Paco ¿Cómo quieres que te deje, -
etc., etc. Paca ¿Cómo quieres que te crea,
etc., etc.
Malblado
Paco (con prsíóti.)
Vamos, ven: ¿por qué te olvidas del querer que yo te tengo? ¿quién dice que no soy tuyo? ¿quién dice que te doy celos? ¿No sabes que desde niño en ti puse el pensamiento, y cuantos mus años pasan más te miro y más te quiero? Vamos, ven; ¿por qué te olvidas del querer que yo te tengo?
— 21 —
Paca Aunque jures y rejures
por esta vez no te creo. Paco ¡Por la gloria de mi madre
que te digo el Evangelio!
¿Vas á quitarme el orgullo
de decirle al mundo entero:
Esa maja á quien envidian
las estrellitas del cielo,
es la fortuna que Dios
le dio á este pobre torero?
¿Cómo es posible olvidarte?
¿Con quién he de darte celos?
¿Cómo encontrar en el mundo
una mujer de tus méritos,
si al anclar tú por la calle
con tu garbo y contoneo
vas constipando á la gente
con el aire de tu cuerpo?
Si cuando vas á la plaza
vas derramando salero
con tu traje de madroños,
la mantilla sobre el pelo,
sujetándola la peina
y las flores que en el pecho
llevas prdndidas con gracia
y que perfuman tu cuerpo.
Si es un trono la calesa
donde vas, y el calesero
restalla orgulloso el látigo,
repica el cascabeleo
y el sol mira con envidia
tu hermosura, y hasta el cielo
es un palio azul que cubre
tu esbeltez y tu salero.
Vamos, ven: ¿por qué te olvidas
del querer que yo te tengo?
¿quién dice que no soy tuyo?
¿quién dice que te doy celos?
(Paca, que ha permanecido cablzbajaj alza la cabeza y
mira amorosamente á Paco.)
Paca Son mis ojos que te han visto.
Paco Pues tus ojos^están ciegos.
También dicen por el barrio,
y ya ves, yo no lo creo,
— 22 —
que un usía te pretende
y afirman que con el viejo
iréis esta tarde al Soto
de jarana y de bureo Paca (Voy á probar su cariño.)
Paco ¿Qué dices, Paca?
Paca (con caima.) Que es cierto.
Paco (Con sorpresa.)
¿Y tienes valor? Paca Pues claro;
que yo soy de carne y hueso. Si tú por ahí te diviertes también por, ahí me divierto.
Paco (con fingidas muestras de indiferencia.)
JPues que te diviertas mucho.
Paca (con rabia.)
Muchas gracias.
Paco (coa vehemencia.) ¡No te CrCo!
¡Tú no vas!
Paca (Ccn arranque.)
¿Que no voy dices?
Paco ¡Justitol (con caima.)
Paca (Mirando al corredor y llamando.)
¡Seña Remedios!
HeM. (Asomándose á su ventana.)
¿Qué se ofrece?
(Sale á la puerta de su cuarto Librada y se queda en el dintel mirando a Paca.)
Paca Yo soy una
de tantas pa ese jaleo que paga el Corregidor.
(Librada manifiesta con el gesto sorpresa y disgusto. )>
Rem. ¡Muy bien!
Paca (a Paco.) Ya lo estás oyendo.
KeM. (jAl fin Ca5'Ó!) (Ertra en su cuarto.)
Paco ¿Estás segura
de que vas?... Paca ¡Pues ya lo creo!
Paco Vete bendita de Dios...
Y esta tarde... nos veremos.
(Vase por la. puerta del foio.) '
Paca (viéndole marchar.)
¡Yo te enseñaré á que aprendas á quererme cual merezco!
— 23 — ESCENA ix
PACA, EEMEDIOS, LIBRADA
Kem. (Sale de su caarto poniéndose un manto y baja co-
riiendo.)
Yo no vuelvo de mi asombro. Voy á decirle al momento al mayordomo la nueva, que la noticia es de peso.
(vase foro muy deprisa. Paca, que ha permanecido como ensimismada se dirige á la escalera.)
LiB. ¿He escuchado mal ó has dicho
que vas?... Paca ¡Justo! ¡Y lo sostengo!
LiB . Muchacha, mira lo que haces.
Paca Ya está dicho y ya está hecho.
¡Ya verán lo que es la Paca
esta tarde presumiendo!
(Sube y entra en su cuarto.)
LiB. ¡Adiós y que El te perdone!
(¡Esta chica no tié seso!)
(Sale de la puerta del bajo lateral derecha y vase puerta foro Toúuelo, muchacho de unos siete años. Trae una alcuza en la mano. Dentro se oye gran re- pique de campanas.)
ESCENA X
LIBEADA, JUSTA, ROSARIO, TIC RENEGAO, SEÑA JUANA y CORO GENERAL de Vecinos y VocinaS.— El director de escena cuidará de la salida y conjunto que ha de ofrecer el Coro en este nú- mero, así como de que en tiempo oportuno echen á volar desde la torre las palomas
música
Todos Hay un día que reluce
con más brillo que un lucero, y es el Sábado de Gloria que está de alegría lleno.
— 24 —
Ellas Ellos
Ellas
í Todos
A las diez de la mañana empieza el repiqueteo; la campana, en su tañido, parece que lleva envuelto entusiasmos y alegrías, regocijos y jaleos. Me gusta á mí ese día, porque voy con mi majo
de romería. Me guata á mí esa fecíia, porque cambio el rosario
por castañuelas.
¡Ole la-; niñas qué aumentan su hermosura
con la mantilla!
¡CÜé los majos que se ciñen la capa
con mucho garbo!
Hay un día que reluce con más brillo que un lucero, y es el Sábado de Gloria que está de alegría lleno.
Halblado
LiB . ¡Ya podéis cantar y gritar todo lo que que-
ráis, que ha resucitau Dios!
Justa (Xrae en ]a mano una jarrita.) [Y que yO VOy por
agua bendita como todos los años! (vase.
Los grupos de vecinos se van retirando, unos á sus cuartos y otros á la calle.)
Ant. fcon una botella.) Y yo por el vino bendito de
todos los días. (Vase foro. Librada entra en su
cuarto.) Juana jTía Rosario! (Rosario sale y se asoma al corredor.)
Ros. ¿Qué hay?
Juana ¿Al fin tenemos hoy bureo, ú qué? Ros. Dicen que eso depende de su alteza rial la
Paca. ,
Juana Ella ha dicho que va. Kos. Pues entonces bueno será irse preparando.
(Sale de uno de los cuartos bajes el tío Kenegao connn lío de ropa muy grande debajo del brazo.)
— 2 3 —
Ren. (a Juana.) Hasta luego.
Ros. ¿Adonde va usté con ese lio, tío Renegao?
Ren. a empeñarlo. ¡En seguida me quedo jo sin
ir esta tarde á ver matar esos seis toros á ese
muchacho! Ros. Y que dicen que vale.
Ren. ¡Ya lo creo! Pa ese los toros son bartolillos
de en cá Botín. Vaya, hasta luego, (vase foro.) Juana jAbur! (Entra en el cuarto bajo lateral derecha.)
ESCENA XI
Tío COSTALES. Sale de su cuarto. Trae puestos los pantalones de
piquero. Se dirige al cuarto bajo próximo al descansillo y llama con
voz compungida
CosT. ¡Vecina! ¡Vecina!
Voz (Dentro.) ¿Quiéu?
CosT, ¿Qué hora tenemos?
Voz (Dentro.) Ya han dao las diez.
CosT. ■ (con acento muy triste.) [Ya han dao las diezl
¡Dios mío! (Regresa á su cuarto haciendo demostra- cioues de un peaar muy cómico. Se detiene un momen- to y mira al cielo, poniendo la mano tendida, como si quisiera cerciornrse de eí UuevD. Se entra en su cuar- to moviendo tristemente la cateza.)
ESCENA XII
TOÑtrELO y EOSAEIO. Toñnelo sale puerta íoro; trae una alcuza
Ros. ¿De onde vienes, galán?
ToÑ. Vengo de por aceite.
Ros. ¿Para qué?
ToÑ. (Con cierto énfasis.) Pa la Virgen. Hoy pica mi
padre. (Entra en el cuerto bajo lateral derecha.)
ESCENA XIII
PACO y PEEICO. Ambos por la puerta del foro
Per. Eso te lo tengo dicho
siempre que de ello se trata. No te fíes de mujeres,
— !26 —
que no hay tres como Dios manda.
Aquí lo más principal
es que si no me rescatas
los perros, me quedo «asperges»
con mi mujer y la gata.
Paco Eso no vale la pena.
Dichoso tú, que te hallíjs siempre dispuesto á una broma y siempre metido en danzas.
Per. Señor, porque ese es mi lema.
¿Que hoy te dice á ti la Paca no te quiero?... Dos cuartillos por el susto. ¿Que se enfada?... Otro pa que se contente. ¿Que la moza no entra en varas?.;. Una azumbre y cuatro azumbres y vigüela y cante y danza, que entre boleras y vino á nadie las penas matan. La mujer es un castigo, la mujer es una plaga. (Mirando alrededor con recelo.) Yo la mía se la doy á cualquiera regalada. Dicen los inteligentes aficionados á faldas: «¿Qué sernos con ellas?... ¡Todo! ¿Qué sernos sin ellas?... ¡Nadal» Cierto. Pero, ¡santo cielo!, qué caras cuestan sus caras. Tú créeme á mí, Desdichas, no te acuerdes de esa maja, no sufras })or su cariño, no estés triste por su causa, que todas juntas no valen lo que costó bautizarlas.
Paco (con amargura.)
¡Qué á gusto se dan consejos y qué retebién se habla cuando uno tiene en el mundo cariños que le distraigan y una mujer que le mime! Per. (Y le zurre la badana )
Paco Todo el mundo lleva un nombre.
— 27 —
yo llevo tan solo un alias;
todos reciben caricias,
yo las qne los cuernos me hagan.
Si á mí nadie me ha querido
en el 'mundo, ¿qué te extraña
que hoy que me miro en sus ojos
y que adivino en su cara
el cariño que me tiene
me goce yo en contemplarla?
Si los hombres somos niños
que vamos donde nos llaman
el calor de las caricias
y el amor de quien nos trata,
¿cómo quieres que la olvide?
¿Cómo es posible dejarla?
¿Cómo quieres que no quiera
á esa mujer, si es mi alma?
ESCENA XIV
DICHOS y SEGUNDINO, qne sale por la puerta del for»
Sec. ¿Pero aun le dais al palique
y os estáis con esa calma? Per. Ya está aquí este violín
aguando fiestas. Taco ¿Qué pasa?
Sec. Que chisperos y manólas,
petimetres, majos, majas
y piqueros y calesas
van camino de la plaza
entre alegre algarabía
y con voces que entusiasman,
haciendo rico contraste
marselleses y casacas.
Van la flor de Maravillas,
el Barquillo y la barriada
de Lavapiés á aplaudirte
tu valor y filigranas.
Van Pepa, la Naranjera;
Manuela, la del Tiñama;
Carmen la de San Lorenzo;
la Graciosa y otras majas,
— 28 —
dispuestas, si lo mereces, á echar al ruedo sus galas. Paco Pues prometo que esta tarde
el valor lo dejo en casa. [Tengo más miedo á esa niña que á todas las reses bravas! Conque, voy á prepararme,
(Se entra en su cuarto.)
Per. ¡Esol Y Dios quiera que salgas
con bien, que yo te prometo que esta noche te embriaguas.
ESCENA XV
DICHOS, menos PACO
Per. (con guasa.) [Adiós, tú, que te alivies!
Sec. ¡Graciasl
Per. y cómprate una coraza y un casco pa andar
por casa, hombre. Seo. Se tendrá en cuenta.
Per. Porque si no, el día menos peneao te va á
dejar tu mujer en abreviatura, (secundino
sube las escaleras y so mete en su cuarto. Perico se di- rige al suyo. Sale Librada á la puerta de su cuarto.)
ESCENA XVI
PERICO y LIBEADA
LiB. ¿Y los perros?
Per. Bien, gracias. Camino de la plaza.
LiB. ¿Quién te los ha libertao?
Per. ¿Quién ha de ser?... El Desdichas.
LiB. ¡Qué bueno es!...
Per. Oye, ya sabrás que esa loca...
LiB. ¡Lo sé too!
Per , ¡ Vete tú con ella y ten cuidao con lo que
hace, que con sus malditos celos le está qui- tando la vida á ese pobre muchacho!... ¡Y
— 29 —
para mí que nos va á dar la tarde!... ¡Dicho- sas iQUJeres! LlB . ¡ Dichosos hombres! (Empujando á Perico hacia su
cuarto y entrando ambos en el.)
ESCENA XVII
Tío COSTALES
CoST. (Sale de su cuarto. Trae ya puesta la chaquetilla. Se
acerca al cuarto bajo próximo al descansillo de la es- calera y iiEma con voz desfallecida.) ¡Vecinal ¡Ve- cina!... jVecinaaal
Voz (Dentro.) ¿Qué?
Cüsr. liQué hora es?
Voz (Dentro.) ¡Las mil y pico! ¡Déjeme usté en
paz!
CoST. (Con angustia cómica regresando á su cuarto.) ¡LaS
mil y j)ico!.. Ay... ay... aaaay... ¡Ay qué ga- nas tengo de que se acabe la corría!... (Entra
en BU cuarto. Librada sale á la puerta del suyo y finge colgar ropa.)
ESCENA XVín
MANOLO, LIBRADA, poco después TÍO COSTALES, UESULA, TOXUELO y ROSARIO
Man. (Entra pnertn foro trayendo de las riendas á un caballe-
jo escuálido y muy malo, al cual siguen varios chicos, tiráudoie de la eola.) ¡Arre, penCo! (a los chicos.) ¡Dejadle al caballo, chicos, (parándose cerca de la escalera y saludando á Librada.) ¡DioS guards á
usté, seña Librada! LiB. ¡Felices!... ¿Ya vienes á. buscar al piquero?
Man. Sí, señora, (voceando.) ¡Tío Costales!
OOST. (Dentro, con voz muy triste.) ¿Quién Va?
Man. ¡Que ya estamos aquí!...
CoST. ¡Va! (Sale de su cuarto vestido con un traje de pique-
ro muy viejo y deslnciio. Detrás de el salen delcuarto suyo, Úrsula que trae un niño como de ua año, en brazos, Xoñuelo y otro niño más pequeño.)
- 30 -
Man. (a Librada.) ¡No hay peluconas para pagar la
jindama que se trae el tío Costales, los días de corría.
LiB. Es que los hijos le acobardan á cualquiera.
C!oST. (Deteniéndose. Como renonvinlendo con tristeza á Ma-
nolo.) ¡Cámara! ¡No te has dormío, no!... (Yen- do hacia donde está el caballo y fijándose mucho en
él.) 03'e tú, Mostachón, pero, ¿qué caballo te has traído al mundo?...
Man. ¿Quién?... ¿Esto?... (por ei caballo.) ¡Esto es
una liebrel
"CosT. ¡Quita, hombre! Esto es una guitarra reman-
da, (señalando al caballo.) jUn remiendo aquí... otro allí!... ¡Parece un edredón! (se asoman al corredor Rosario y varias vecinas, contemplando la escena.)
Man. Usté suba en él, que juro por quien soy que
va á hacerse la cuenta que va en un sillón frailero, (ccn zumba.) ¿Y cómo andamos de nervios?...
€oST. Ya verás... ya verás como hoy no os lleváis
pa casa tantas naranjas como en la última **] corría.
Man. Hoy va usté á picar por todo lo alto.
■CosT. ¡Eso! Pa que me contrate e) Desdichas, que
es un chico que vale, (nace dos Ó tres intento- tonas para montar á caballo; por último monta, lan- zando un suspiro y finge que se cae.)
Ros. (con zumba.) ¡TÍO Costales!... ¿Quié usté decir-
me su última volunta?...
CosT. (a Rosario ccn enfado.) ¡Quita de ahí, espingar-
da! (Tomando al niño que le da Úrsula y besándolo.)
¡Adiós, hijo! Ros. ¡Tío Costales!... ¡Cuidiao con estropear el
traje! Urs. (sollozando.) ¡Que no te arrimes!
'CosT. ¡Descuidial...
Urs. ¡Que no te pique el amor propio!
CoST. (Restregándose los ojos con el codo.) ¡QuO nO me
pica, mujer, que no me pica, (a Toñueío.) ¡Adiós, hijo!... ToÑ. ¡Que salga usté con bien, padre!
>C0ST. {Anda, pues no lloro! (Entregando el niño á Úr-
sula.") ¡Ahí va! (a Úrsula.) Adiós (a las vecinas.)
¡Adiós, vecinas!
- 31 —
LlB . [Hasta luego, tío Costales. (Entra en su cuarto.)
CoST. ¡Si Dios quiere! (Espolea ai caballo después que
Manolo ha subido á la grupa.)
Ros. ¡Salú!
CoST. (a Manolo parando el caballo.) Oye tÚ, dile á mi
mujer que te dé los algodones para los
oidos. Man. ¿Pa qué?
CoBT. Pa no oir los requiebros de mis apasionaos.
(Vanse puerta foro, Toñuelo se queda á la puerta del foro, viendo marchar al tío Costales.)
ESCENA XIX
TJESULA y EOSAEIO
Urs. (Sollozando.) ¡Válgame Dios! ¡Qué vida más
arrastra lleva el pobrecillo!...
Ros. (Que ha bajado al patio.) ¡Ya, ya! ¡Siempre por
los suelos! Debe sufrir mucho, ¿verdad?
Urs. Sí señora. ¿No le ve usté la cara de doloro-
sa? Había que ver á este hombre antes de agarrarse á ese maldito oficia. Antes paecía una perla de bonito que era. Pero, ahora, entre los tumbo?, las cicatrices y las picaras viruelas, se le ha quedao su cara que paece un molde de hacer anises, (oa un suspiro muy
grande.)
Ros. ¡Sí que está redículo!
ÜRS. Miste: la última corría le gritaban unos del
tendió: «¡Anda, tumbón, granuja, entre usté por derecho! ¡Pique usté á ese toro!» Y el respondió: «Señores, si no me ha hecho ná ¿pa qué atormentarle?» (Llorando.) Tiene muy güen corazón! Y el día que deje de pi- car, no es que sea él, pero, deja un vacío... ]Aay! (pnusa.) ¿Conque al fin vamos al Soto?
Ros. I Al fin! Y por cierto que ya debe ser la hora,
porque la gente anda prepdrándose... ¡Eai voy á arreglarme, (vase ásu cuarto.)
ÜRS. Y yo voy á darle la suela al chico para que
se quede entretenido... y luego á ponerme los trapitos de cristianar, (vase á su cuarto.)
— 32 —
ESCENA XX
DON SEÑEN v REMEDIOS. Después LIBRADA, PACA vestid» de maja, JUANA, PEÍIICO, ROSAEIO y CORO aENESAL, vesti- dos todos como de día de fiesta. MAJOS y MAJAS
8enén Kem.
Senén
Rem.
(a Remedios saliendo foro.) ¿Está USté SegUra?
[Toma! Como que lo he oído de sus propios
labios. (Se detienen en medio del patio.)
¡Vamos, chicas!
iMuchachasl
flfúsica
Todos Aquí estamos la gracia de Maravillas, con el propio salero que tóos envidian; no tienen los pintores en sus paletas colorines que pinten bien estas fiestas. Ellos Saracatapún, saracatapún,
saracatapún, catapún, pin, pan, pisa por esa capa, terrón de sal. (Tirajpido la capa para que las mujeres pasen por en- cima.^
¡Pin, pinl ¡Pin, pin! ¡Viva Madrid! ¡Viva Madrid! Donde ponéis vosotras vuestros pinreles con el chapín de raso, , nacen claveles. Ellas Cuando vais por la calle
con ese garbo, á las mozas que os miran las tienta el diablo. Ellos ¡Ay, qué burlonas,
y dejan de quererse las picaronas! Ellas ¡Eche usté flores,
y cómo se chunguean estos señores! Paca (Sale de su cutirlo.)
Buenas tardes, señores.
(Bajando las escaleras.)
— 33 —
Coro ¡Ole las majas
y los cuerpos bonitos que honran Españal Paca Gracias, señores, que no merezco
ni esas finezas ni esos requiebros. Esta tarde, si Dios quiere, veréis qué bien la pasamos, y si alguno tiene penas, mande las penas al diablo; como las mías son muchas, y las pobres pesan tanto, pa que no me hicieran peso "en casa las he dejao. May. Vamos, que es tarde.
Paca Vamos allá,
que yo la fiesta no quiero aguar. Todos Aquí está la gracia de Maravillas, etc. Etxos Con la vigüela y el manchego ya verás
lo que nos vamos en el Soto á divertir; las seguidillas yo contigo bailaré pa derramar toda la sal que hay en Madrid. Ellas Son estas fiestas mi ilusión;
no hay en el mundo cosa igual que una calesa en donde ir y un calesero haciendo ¡riál Mucha alegría y buen humor, y Dios nos manda en caso así sacar del cofre lo mejor pa presumir. Eij.os ¡Ven, maja celestial!
ExLAS ¡No empieces la función!
Ellos ¡Déjate tú querer!
Ellas ¡Quita de ahí, moscón!
Ellos ¡Di que me quieres tú!
Ellas ¡Pues no te he de querer!
Todos ¡Bendita la persona
que el í^asto va á pagar; vente conmigo así, >lé, vamonos ya!
Hablado
Ton. (se oye ruido de cascabeles.) ¡La calesa! ¡La cale-
sa. (Se para á la puerta del patio la calesa, á la que lodeaa yaiioa muchachos.)
— 34 —
ESCENA XXI
SECUNDIÍÍO, BLASILLO y PACO. Seoiindino, hasta que lo mar- que el diálogo, estará muy alegre cou todos, com.o si él fuera el autor de la fiesta
Blas (vestido de calesero entrando en el patio.) |A la pílZ
de DiosI LiB. (a Blas.) ¿Vienes á buscar al maestro?
Blas . Cabales. Y que no hay que dormirse, que cp
tarde. (Sale del cuar o número 4 Paco, de torero.) LlB. (señalando al corredor.) Fues ya está ahí.
Per. ¡Ole los toreros con guapezal
Paco (Bajando las escaleras y saludando.) |SalÚ á laS
majas de Maravillas! Paca (con pasión.) ¡Cada vez le quiero másl
Paco (Dirigiéndose á un grupo del patio.) ¿A divertirse,
eh?... Rem. a divertirnos y á llenar la panza, que paga
un usía.
Paco (parándose ante Paca y mirán.lola fijamente eon
amargura.) Bien hecho, quc las penas son para los desgraciaos y las alegrías... (Recal- cando la frase.) para las que no saben querer.
Per. (a Librada.) ¡Ten cuidado! ^Por Paca.)
LiB. (a Perico.) ¡Descuidial
Blas (a phco.) ¿Varaos?...
Paco Vamos, sí... (.■\ Paca acercándose á ella.) ¡AdiÓS,
buena mozal (Bajando la voz.) ¿AI fin vas al
Soto?
Paca (uon resunción.) ¡Sí!
Paco Allí nos veremos después de la corría, Dios
mediante. Paca ¿Y si te ocurre alguna desgracia?
Paco (con entereza.) ¡ Voy aunque sea muerto! (a Bia-
sillo.) ¿Vamos?...
Blas Cuando usté quiera. (Se dirige á la calesa y mon-
ta en ella.) Rem. (a Seeundino cogiéndole del brazo.) ¡PsS... á Casa!
Sec. (Rehuyéndola.) ¿Eeeh?
Rem. ¡a cafa! ¿Dónde querías ir?
Sec. [Al infierno!
- 35 -
Uem. (J Al infierno? ¿Por quéV
Skc. Porque voy contigo, (kemedios le da un pellizco.)
I'aCO (Dirigiéudose luicia la calesa y saludando ¿ todo.j
¡Señoresl ¡Divertirse! SiiC. (cariacoutecido.) ¡Muchas gracias!
Paca (Cr-.zando las manos en actitud de suplica.) ¡Virgen
de la Soká, que salga con bien!
Varios (ai ir Paco a tomar a lento en la calesa, seguido de
Perico, que lleva los estoques.) ¡Buena SUerte, maestro!.,. (La composie.óu plástica de este final queda á voluntad del director de escena, que procu- rará resulte lo mas vistosa posible, colocando los gru- pos del patio de forma que el espectador vea la cale- sa, la cual á la mutación arrancará de la puoita del patio. Habré gente tinabién en el corredor y en la escalera presenciando la marcha de Paco.)
MÜTACIOJV
Telón corto que representa la antigua Plaza de Toros de Madrid, vista desde la puerta de Alcalá momentos antes do empezar la corrida.
Iritermedio rausical
CTJ-íi^IDI^O SEa-"ü:tTIDO
t
Decoración. El Soto de Migas Calientes. Arboles corpulentos en las
laterales. Al fondo, telón representando la ribera del IV'anzana- res y en último término, sobre el fondo azul del cielo, destacándo- se las siluetas de Madrid yiejo. Mucha luz durante los dos prime- ros tercios del cuadro, aminorando en el último, en que ya ha atardeeido.
ESCEN.V PRIMERA
PACA, LIBRADA, UESülA, EEMEDIOS, JUANA, EOSAEIO, DON SEÑEN, DON SERAPIO, SEGUNDINO, FÜASQUITO, ^ÍA- JAS, MAJOS, CHICOS y acompañamiento general. Librada se halla al pie de un árbol primer término, guisando. Secundino se encuen- tra sentado en el suelo mondando muy afanoso unas patatas, A su
bise- lado tendrá una bota de vino llena. Al pie de otro árbol está tendido un majo como si durmiera. El resto de los personajes se bailan ju- gando á la gallina ciega. Úrsula es la que juega.
Sec. Diga usté, tía Librado, ¿quedan njuchas pa-
tatas por pelar?
LiB. Bastantes.
Sec. Pues renuncio al cargo, que esta misión es
dura de peiar.
UrS. (Cogitndo por un brazo á don Serapio y quitándrse
el pañuelo que trae á los ojos.) jCogldo! ¡Cogido!
Rem. El señor Corregidor se queda...
Señen (Acercándose con Tin pañuelo á don Serapio.) Señor,
ahora os toca hacer de gallina.
Ser. (Frotándose 'as manos.) |DelÍCÍOSÍSÍmo!
Sec. ¡Cómo está la justicial El Corregidor ven-
dao y el alguacil de cocinera.
Ser. (Senén le cfrece un pañuelo. Rechazándole.) TÚ, nO.
¡Paquita! ¡Paquital Paca (Mai huaorada.) ¡Vaya por el caprichito! ( Le
v«nd* los ojcs á don Serapio.)
Ser. ¡Ay. . ay... ay... lucerito de mis entretelas...
no aprietes tanto! (Bajando la voz y con tono su- plicante.) Déjate coger por mí, ¿eh?
Paca ¡Pues ni que fuera ufía un colmenareño!...
Ros. ¡Empieza el juego!
Ser. (¡Todo por ella!)
Sec. (ccge la bota.) ¡Qué hermosal
Ser. (Empieza el juego. Don Senén se deja coger del brrzo
por den Serapio. Con entusiasmo tentando el brazo.)
¡Paquita! ¡Paquita! ¡Qué brazo .. qué mor- bidez... qué...!
Senén ¡Que me hacéis daño, señor!
Ser. (soltándole el brazo ) ¡Ah! ¿Eras tú? ¡Maldita
sea tu estampa! (Seqnila el pañuelo.) L/IB. (Abriéndose paso por entre los del corro y poniéndcse
en jarras.) ¿Pero es que vamos á pasar too el tiempo jugando? ¡Eh .. á ver quién me ayu- da á preparar la merienda! (vuelve otra vez ai
árbol.)
Urs, ¡Dice muy bien la seña Librada!. . (varios se
acercan al áibol y fingen atender las órdenes de Libra- da. Paca se dirige hacia el fondo y mira con inquietud como si esperase a.'go, Senén finge hablar con den Serapio.)
— 37 —
SeC. (cogiendo la bota y contemplándola.) ¡PueS 110 la
he llegao á cobrar cariño! LiB. ¡Que hace falta más leña!
FrAS. Vamos á traerla, (varios majes acompañan á Fras-
quito, qua se va lateral izquierda segando término. Vclverán al poco rato cargados con grandes brazadas de leña que iráa arrojando al pie del áibol donde está Librada )
Ser. Aprovechemos esta oportunidad...
LlB. (Acercándose á Paca que vuelve hacía donde está
Librada en v.'zbajf. Que tengas jnicio, miijer.
Paca (ccn rabia.) ¿Lo be perdió acaso?
Senén (a don serapio.) ¿Me neccsitaís, señor?
Ser. En este caso, para nada.
Senén Suerte. ¡Mucha suerte! (vass por una de las la- terales.)
ESCENA II
PACA y DON serapio
Ser. (Acercándose á Paca.) ¡Que los dioses me sean
propicios! (Saca una cajita de rapé y sorbe un polvo.) Hermosa niña...
Paca (Este tío va á pagar mi rabia.)
Ser. .(Estornudando.) ;A... a... atchís!.
Paca Buen principio.
Sec. ¡.Jesús! ''
Ser. (a secundinocon enfado.) ¡Va3'a Usted á mondar
patatas! (a rae-.) ¡Quiero que seas Corregido- ra)... (Durante esta escena secui-.dino beb.iá líos ve- ces y andará c; mo buscando al rededor de la cazuela. A un descuido de Librada desenvaina el espadín y trin- cha una pierna de cordero )
Paca ¡Ole! ¡Eche usté arroz y que ericiendan las
iuminarias, que pa5a Su Excelencia!
Ser. ¡Di que me quieres!
Paca Va3'a... Miste: cuando se merque usía otra
cara más nueva y más plancha, hablare- mos. ¡.Ja, ja, ja! (Medio mutis.)
Ser. [Escucha!
Paca ¿El qué?
— 38 -
Ser. ¿Ni siquiera me das el consuelo de poder
esperar? Paca Sí... (S' ntado.)
Ser. ¡Qué buena eresl. . ¡Mírame á tus pies readi-
dido de amor! (oon Senéu aparece lateral izquierda y se delieue manifestando gran asombro al ver á don Seraplo de rodillas ante Paca.) LlB, . (Mete una cucliara en la cnznela que hsy en la lumbre
y finge piobar la comida.) Ya está el cordero en su punto.
Paca .. ¡Levántese su señoría, que se le van á estro- pear los calzones! (Paca 32 dirige a donde se halla Librada. Don Seraplo se levanta.)
SeC. (Ccn entusiaimo por la pierna de cordero que ha
Hinchado.) ¡Qué pata más hermosa! LiB. (a secundino.) Quo pata le vc}'' á dar á usté
como no meta usté la pata en la cazuela.
OEC . (Volviendo á dejar la pierna de cori'ero en su sitio.)
jEs usted un código!...
ESCENA III
DICHOS y DON SENÉN
Senén (a den serapio.) ¿Qué tal, scñor?
Ser. (Con entusiasmo.) Cosa hecha... ¡Es .mía!... Me
lo ha confesado. (Fingen hablar entre sí.)
Sec. (a Librada ) ¡Con SU Ucencia; voy á darle el
último recado á la bota! (Btbe ) LiB. ¡Y van doce!
ÜRS. Señores, ¿pero no se baila?
Varios ¡Sí, sí; baile! Ros. ¡A bailar!
Rem. ¡Que cante la Paca unas seguidillas!...
Urs. ¡Que las cante!
Paca ¡Para cantar estoy yo!
Rem, ¡Mujer, no te hagas tanto de rogar!...
Paca ¡Seal... vengan seguidillas y vayan las penas
al infierno.
-39 -
Música
Paca A un torero yo quiero
con toda el alma, y el ingrato me deja por otra maja: lo dijo un sabio, el querer de los hombres . lo inventó el diablo.
Quiere hecerme un usía
corregióla , y al usía le he dicho
que es poca cosa,
pues una maja, es la categoría
mayor de España.
(Bailan seguidi las las parejas que acuerde el director de escena.)
Hablado
Varics (Paimoiefiudo.) ¡Bien, muy bien! LiB. ¡Ea, señores y madamas... á preparar la
mesa!
SeC. ¡Santa palabra! (Se lev-ula muy aprisa. Varios
tienden Jos mauteles; otros preparan la vajilla y les cutienos; mucha animación.— Muestra la bota ya vacía suspirando.) [No semos nada!...
Ser. (a senén.) ¡Acompáñame!
Señen Alguna nueva diablura preparáis.
Ser. Vamos á coger unas flores para obsequiarla.
(se dirigen hncia la lateral derecha.)
Seneííí Bien se conoce que sois ducho en las lides
del amor. Ser. La experiencia.
Señen Y los años, (vanse.)
ESCENA IV
DICHOS, menos DON SEKAPIO y DON SENÉN
Paca (a Librada.) ¿Habrá salió bien Paco?
LiB. No estés con pena, mujer.
- 40 -
Paca Estoy más triste que candil sin aceite.
Rem. ¿y el señor Corregidor?
Urs. Por allí va con su mayordomo.
Rem. (Acercándose á Paca.) .Y, apropósito del Corregi-
dor, condena, ¿pa qué no le echas una mira tan siquiera?
LiB , {coa enfado ) Porquc no sc quiere cansar la
vista, vaya (imentando llevaree á Paca.)
Rem. Eéjela usted, que se trata.de su felicidad.
Paca (volviéndose airada hacia Remedios.) ¡La felicidad!
Pero, ¿usté sabe lo que es eso? La felicidad pa mi es un hombre que entre por este za- guán, (por los ojos.) para llegar á esta casa, (por el corazón.) Y Paco es el propietario de la finca.
Urs. (a Rosario ) Tarde se acaba hoy la corría.
Ros. Verdad.
Sec. Seña Librada, ¿comemos ó no? Que tengo
el estómago desalquilao.
LiB. HijO; esperaremos á los paganos. (Mirando ha-
cia la lateral izquierda y señalánco con la mano en esta dirección.) ¡Ya viene, ya viene!
Sec. . ¿Quién? ¿Los paganos?
Ltb . Ko, mi marío. Y viene corriendo, (saie Perico,
finge enjugarse el sudor y manifiesta al presentarse cierto azoramiento.) Paca (corriendo al encuentro de Perico.) ¡Señor Pedro!
ESCENA V
DICHOS y PERICO. Perico se sienta en un taburete que le ofrece un majo, se limpia el sudor y jadeará como si estuviera muy cansado
LiR . (a Perico.) ¿Qué hay?
Paca ¿Y Paco?
Sec • ¿Ha sio güsna?
Per. Bastante buena. Como la que tú tienes.
Fras. ¿Qué tal los toros?
Urs ¿y mi marío?
LiB. Callad.
Paca (con ansiedad.) ¿Ha ocurrió algo?
Per. Mucho.
— 4\ —
Paca yL b. ¡Jesús!
Per. El Desdichas...''
Paca y Lib. ¿El?... (Acercándose á Perico.)
Per. (Rechazándolas. A Librada.) No te aSUSteS. (a Paca.)
Ni tú tampoco. La guapeza de las hembras en too ha de verse.
Paca (suplicando.) ¡Por Dios, continúe usté!
Per. . Continúo. Estaba yo entre barreras hacién-
dole guiños á una de Valdepeñas que me había alargao un amigo del tendió, cuando en esto oigo un ¡a)'! en toa la plaza... Tiro la bota, y sin saber cómo me hallo en el re- dondel... ¿Qué ha sío?, pregunto too temblón al ver á Paco tendió en el suelo y más pálido que la cera. «No se asuste usté, tío Perico; no ha sío ná: un puntazo leve», me dice no sé quién. Cogimos á Paco yo y los de su cuadrilla y le llevamos á la enfermería, y he venío aquí sin saber cómo ni por dónde admirao aún de la bravura de ese pobre mu- chacho, que no ha dicho ni esto; es decir, sí ha dicho: el nombre de una mujer, que mientras que él se jugaba la vida estaba de broma con un usía, en vez de estar de rodi- llas pidiendo á la Virgen amparase á un hombre tan güeno como el Desdichas.
Paca lanolina la cabeza al pecho como anonadada por el do-
lor. Librada la coge cariñcsamente, procurando conso- larla.) ¡Virgen mía de la Soledad!
Lib. [Pobre muchacho! (Dentro se oye ruido de casca-
beles. Señalando á la lateral izquierda.) ¡Allí CStá la
calesa! Per. Se ha empeñao en venir, y viene, (saie prime-
ra lateral izquierda Paco Testido como al final del pri- mer cuadro. El cnpote lo trae tapándole la mitad del pecho y el brazo izquierdo. Le trae cogido por el braéo derecho el tío Costales vestido también como al final del primer Ciiadro, siguen los peones de lidia y ctros dos piqueros.)
Per. (a Sfcundino.) ¿Ha quedao vino?
Sec. (Qne se encuentra bastante alegre.) Ni gOta. ¡Soil
unos tragones! Pre. ¡Cómo sus aprovecháis!
— 42 — . ESCENA VI
DICHOS, PACO y TÍO COSTALES, y la cuadrilla de Paco ~
Paca (corriendo al encuentro de Paco con ansiedad.) ¿Dón-
de tienes la hería? (e1 director d? escena procu- rará que el Coro y los personajes que Intervienen en esta escena formen un corro, en el cual destaquen bien las figuras principales.)
Paco (con despego.) ¡Quita!
Paca (Examinándole el pecho.) Dímelo. ¿Dónde?
Paco ¡Quital
LiB. ¿Pero ha sío mucho?
PaCD ¡Caricias de los toros! (a Paca, que sigue que,
riendo averiguar dónde está herido.) Que me dejes-
mujer, que me dejes... Si la hería que me mata la tengo aquí, (por ei corazón.) y esa me la has hecho tú con tus desprecios...
CosT. Lo que dice este hombre (Por Paco.) es el
evangelio de la misa.
Paca (con pasión.) Pues esa te la curaré yo.
Paco ¿Tú?
Paca ¡Sí!
Per. (a Librada.) jPero qué romanceras sois!...
Paca ¡Malditos celos y maldita la hora en que he
venío á este sitio! ¿Vas á quererme?...
Paco Ya lo sabes que sí, ¿y tú?
Paca ¡Con toda mi alma!
Per. (a Librada.) ¡Pei'o qué romanceras sois!...
Paca (volviendo á registr<.rie.) Pero, ¿y la herida?
Paco Ya estoy curado. (Paca y otrcs varios rodean á
Paco, Paca le coloca bien la faja y el capote.)
CosT. (a Perico.) ¿Lo ves tú?... ¡Las heridas del
amor siempre son leves!... RcjS. ¿Y usté, Tío Costales, trae alguna hería?...
CoST. (Con énfasis.) ¡VeugO Uusol
ÜR3. (ai tío Costales.) ¿Te has arrimao?
CosT. ¡Cá, me daba vergüenza!
UrS. Pues, ¿y esto? (Tocándole un chichón que tiene en
la frente.)
CosT. ¿Esto?... Un panecillo de un admirador. Me
salí á los medios, cité, me empitonó... ÜRS. ¿Y qué?...
CüST. Na: que me atraqué de arena.
— 43 — ESCENA ÚLTIMA
DICHOS, DON SSEAPIO y DON SENÉN.^
Ser. (Sale lateral derecha acompañado áe don Señen. Am)
boa traan dos grandes brazadas de flores. A Senen.- ]Qué alegría la voy á dar!... ÍSe acerca á Paca.) Aquí tenéis... (ai ver á ios toreros, ambos dejan caer las flores.)
Paco (Haciendo ademán de acercarse á don Serapio.) ¡Mal-
dito viejo!... \
Paca (Deteniéndole). ¡Quita, Paco!
Per. (Con sorna á don Ssrapio señalándole las flores.) | An-
ciano!... ¡Que se le ha caio á usté el jardínl...
Ser. (Azorado.) Señores, yo...
Paco j,Usté venía aquí engañao!...
Paca (a Paco.) ¡Que lo digasl ¡Tú eres mi hombre,
tú solol
CosT. (a don Serapio.) Oiga usté, agüelo, pa ser tore-
ro y querer á las mozas, hay que tener fa- cultades.
Ser. Señores, yo...
Paco ¡Basta! Usté, señor Corregidor, queda invitao
al jaleo, que yo pago esta noche á los pre- sentes pa celebrar el próximo matrimonio de este cacho de cielo (Por Paca.) con mi per- sona.
€osT. ¡Olél
Ser. Aceptado, y ese día verán lo que es un usía
rumboso.
Sec. (a Serapio.) ¡Ole! ¿Habrá vino?..,
Paco ¡Se estima!
Per. (a Paco estrechándole la mano.) ¡ChoCa! Y UO ha-
bles mal de tu mote; ¿qué más puedes pedir á Dios en este día?...
Paco Tienes razón. Este sí que ha sido para mí
un buen sábado de gloria.
TELÓN
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